lunes, febrero 14, 2005

La nostalgia ya no es lo que era

La busca con la certeza de que los años han pasado y el tiempo del amor se detuvo en su memoria. Llama en una de sus innumerables borracheras combinada con todos los excesos, llámese mezcalina, mota, nieve o pastas, a casa de sus padres. Desespera. Suda copiosamente y esa inquietud de encontrarla se convierte en necesidad, todos los días escribe su nombre en un buscador de internet, llama a sus antiguos amigos para indagar sobre ella. Se entera de su alcoholismo, hay quien le asegura que ronda las cantinas en busca de un trago y un amor, le dicen que está sola e insoportable, que a los diez minutos de beber se convierte en una fiera a la que tienen que sacar del bar. Quiere verla y hace un viaje a la ciudad, ronda las cantinas en busca de sus ojos, todo es inútil, nadie la conoce, ni siquiera la han visto. Regresa a su trabajo de oficinista con la consigna de encontrarla.


Ella vestido rojo y labios pintados sale de casa a su oficina, trabaja desde hace dos años para una compañía que hace documentales para la enseñanza del inglés, está contenta, su trabajo consiste en la corrección de los subtítulos de los diferentes materiales didácticos de la compañía, tiene un cubículo rectangular en el que apenas cabe una computadora, una televisión y el equipo de DVD que se ha vuelto su compañero inseparable. A sus cuarenta años es excesivamente atractiva, sus compañeros de trabajo insisten infructuosamente para que se vaya con ellos de fiesta, ella alguna vez acepta comer con alguno y de inmediato forma una muralla de distancia, es amable con todos y tiene una sonrisa que transmite confianza, sin embargo es una incógnita que todos quieren descifrar.