lunes, mayo 31, 2004

Velo de novia

Una llovizna caía sobre el cansado rostro de la mujer que soñó tener el agua cerca, la cascada, la cola de mil gotas sobre el cuerpo, un camino largo y en pendiente, la asfixia de la altura, los moscos, el canto alegre del cascabel en algún lado imperceptible a la vista. Un paso más, otro y llagas en los pies, las manos hinchadas, una hora y las mariposas juegan con las ramas esplendorosamente verdes, una tarde que se agota y el trinar de los pájaros sobre la cresta de los árboles frondosos siempre verdes como el agua verde luminosa agua transparente de los pequeños lagos que bajan presurosos en cascadillas ingenuas hacia el río. Un rostro que gotea sales en cada paso, que piensa en el caminar descalzo de sus ilusiones de trenzas desatadas. Una llovizna al final de la cuesta purifica, el rostro se sacude de sus pesos, sed se calma y la sonrisa de ser cascada se ve en la lejanía, al otro lado de la noche.

domingo, mayo 30, 2004

Un sueño

Foto: MBGP

Los andamios de la casa en que habito crujen en cada paso, por eso camino escurriéndome: gato nocturno traicionero. Siempre el rechinar de las tablas me avisa la presencia de alguien, sé cuando es mi padre, mi hermano y sobrino, sé los pasos del hombre que besa mi cuerpo y conozco las pisadas del perro que no deja de ladrarle, sé que sonido de hoy es diferente, que no hay nadie, sólo unos pasos fantasmas que me asechan y me hacen recordar el río en que vagué con las estrellas. Los andamios de la casa tienen miedo, no reconocen las pisadas tenues de los muertos.

domingo, mayo 23, 2004

Gota de limonero

La tarde avanza con cada gota de lluvia sobre el cristal, un limón cae del árbol y golpea la ventana, se escuchan los grillos mientras ella mira avanzar el sol hacia la tierra y llegan las estrellas ocultas en las grises y aturdidas nubes lentas que parecen sólo anunciar una tormenta. Ella quiere ver la oscuridad salteada de astros, quiere la luna y las gotas no se acaban nunca, las nubes como pequeños peces revolotean sin irse o caer en chubasco, ella come sus uñas hasta el dolor sólo quiere la luna para recordar la hoz de su tragedia. La luna se esconde, quizá adivina la desgracia, ella se cansa de esperar, escucha los grillos y las gotas sobre el cristal de su ventana, ella se olvida de su muerte y sale a mojar su cabellera, se asoma la luna y ella ve un limón en la tierra, huele la tierra y chupa, para apagar su miedo, el jugo agrio y feliz del limonero.
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martes, mayo 04, 2004

Mosco travieso

La noche cae sobre mi pierna, se oscurece lentamente una célula hasta supurar el dolor de las velas del alba.


Un canto de la casa vecina se desvanece, es una rata que lucha contra la alcantarilla resguardada por el odio del hombre, por el horror de verse en un retrato tan sucio como él.

Nada tiene sentido, Castro muere castrado por el poder, por su deleite contagioso, por el placer y magnetismo que ejerce sobre la raza humana, por la ambición de mantenerlo entre sus manos. Castro muere con sus sueños, con la educación de sus médicos choferes y primeras bailarinas; muere por el poder de otros pueblos sobre el mundo, por el placer de otros pueblos y su deleite contagioso. El poder seduce, se busca y se mantiene: el poder por el poder (oh, Maquiavelo, maestro de esas artes), el poder asesina con su hoz de siempre.