La tarde avanza con cada gota de lluvia sobre el cristal, un limón cae del árbol y golpea la ventana, se escuchan los grillos mientras ella mira avanzar el sol hacia la tierra y llegan las estrellas ocultas en las grises y aturdidas nubes lentas que parecen sólo anunciar una tormenta. Ella quiere ver la oscuridad salteada de astros, quiere la luna y las gotas no se acaban nunca, las nubes como pequeños peces revolotean sin irse o caer en chubasco, ella come sus uñas hasta el dolor sólo quiere la luna para recordar la hoz de su tragedia. La luna se esconde, quizá adivina la desgracia, ella se cansa de esperar, escucha los grillos y las gotas sobre el cristal de su ventana, ella se olvida de su muerte y sale a mojar su cabellera, se asoma la luna y ella ve un limón en la tierra, huele la tierra y chupa, para apagar su miedo, el jugo agrio y feliz del limonero.
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