Caminar y caminar entre pedruscos y pinares, ir una y otra vez hacia la cima, un porton de magia se abre y de un enorme incenciario nace el aroma que invade el aire que danza por mi piel, los colores brillan en todo su esplendor de los tejados chinos que invitan a pasar a un jard'in de bonsais que derraman sus frutos como colgantes del cuello de un cisne blanco, los monjes caminan de una parte a otra del templo, mas montana y por fin el buda principal entre sus obeliscos color oro, todo brilla con el sol del invierno, me deslumbra el rojo de las azaleas que parece abrirse ante mi vista, me detengo a pensar y de tanto camino duermo placidamente, o acaso medito<> no lo s'e simplemente descanso del vertigo de tanta luz y tanto ascenso.
Yunnan, China.
Isolda Dosamantes