Al fin se abrieron al público las zonas arqueológicas. Empezar de nuevo, hacer difusión será una tarea fuerte del INAH, la zona casi vacia permitó que los visitantes disfrutaran de todos los rincones.
Casandra Go con tres o cuatro bolsa, su cámara de foto y de video, Zaim con sus ojos verdeolivo y su sonrisa, Fong Elena con su cabello al aire Katsumi y yo, aduvimos recorriendo las zonas arqueológicas de Taxcala, comimos un helado en nativitas, de mamey o de guayaba, de fresa o de vainilla de café, se compraron artesanías y regalos en la tienda de los artesanos que por haber cerrado la zona arqueológica tuvieron que poner su puesto un buen tiempo en Santa Ana Chiautempan, imagino que los artesanos tlaxcaltecas felices, los turiastas malayos y vietnamitas estaban felices con los murales y el paisaje de cerros y nopales.
Después de andar recorriendo las calles de Tlaxcala, Sn Francico y la calle del vecino, fuimos a casa para preparar una deliciosa cena malaya, Cassandra fue la chef de la noche y la ayudaron Elena y Zaim. A la mañana siguiente salimos de Tlaxcala con rumbo a Bellas Artes, era la gran fiesta en honor a Enriqueta Ochoa, llegamos a destiempo pues el valero del coche de Katsumi se descompuso, así que hubo que tomar camión y metro y reajustar el itinerario, llegué claro a Bellas Artes y saludé a algunos amigos que andaban en el festejo, ya no zamos a saludar a Enriqueta. Sér que la veré pronto.
En reconocimiento a su trayectoria literaria y su influencia sobre las nuevas generaciones de poetas mexicanos, la coahuilense Enriqueta Ochoa (1928) recibió la Medalla de Oro que otorga el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) .