lunes, mayo 12, 2008

Los deliciosos pastes


La lectura en la antigua estación de ferrocarril me recordaron los viajes a Veracruz con mi abuela, aca los guajolotes y el taco de arroz con papas, alla una niña que juega y un señor que ronca empecinadamente, me recordaron también la casa del Gonzalo con los durmientes públicos y las idas a real de 14. El tren se ha ido pero quedan los espacios que pueden ser, como en Pachuca aprovechados en la cultura. Ver a Ramsés Salanueva me dió un gusto enorme y disfrutar de la poesía de Rafugio y Julieta fue increible pues se puede ver en ellas una línea una voz, cada una con sus temas y recursos, en Julieta la imagen de la mujer, de la sensualidad, en Refugio la daga que toca los rincones del ser humano, la lucha. En Ramsés el cambio de voz y de temática, habrá que esperar a que los editores despierten y los publiquen y nos publiquen para poder leernos con calma.
En Pachuca, tal y como lo dice Nacho Trejo en El vaquero más auténtico que existió hay un reloj y frente al él unos pastes deliciosos, que lleve a casa y comí en el desayuno con Katsumi, Katsumikun travieso.

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