Cuando nació se iluminó la sala, todos corrían de felicidad, me tocó cargarla, era hermosa y desde el primer segundo su calor me lleno de ternura. Recuerdo que la cargué y abracé con mucha alegría, se me salían las lágrimas de emoción, ella estaba feliz de inundarnos con su amor.
Su mamá, mi hermana Darina se recuperaba rápido de la anestesia, su papá repartía chocolates y sonrisas, estaba feliz, sus abuelos recibían su primer nieta super contentos, muy alegres, llenos de orgullo.
Han pasado quince años de ello, y este día, destejando sus quince años, emergió nuevamente esa sonrisa primera, esa alegría en sus ojos como la noche de si primer mirada, de su sonrisa, de su alegría compartida. Muchas felicidades pequeña Z, sigues tu camino de fuerza y sueños. Todo se cumple, simplemente como cuando eras pequeña hay que aprender a caminar y seguir caminando.
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