Los príncipes que se transforman en demonios, tienen colmillos grandes y ojos que parecen ascuas, les crecen las uñas y en ellas nacen virus, virus que atacan a las máquinas. No sé pero quizá un virus saltó a la mía, ojalá llegue un sabio, un mono, un monje que la salve de morir.
1 comentario:
ni lo digas...
ojalá ese virus se vaya como llegó
Saludos sin virus, jeje.
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