Abro el periódico y veo la noticia de que la mujer y maravillosa poeta Enriqueta Ochoa nos ha abandonado para ir a disfrutar la música de Pan en la morada de los dioses. Tuve la oportunidad de verla este año en su casa, de platicar con ella, de hablarle de China y mis aventuras en los templos budistas, a ella le gustaba siempre hablar de temas espirituales, de temas que llevaran al hombre hacia el amor, esa tarde vimos también una película de vaqueros y nos reímos mucho, hablamos del amor de mi japonés y de las diferencias culturales, de África, de la atracción que sentía ella por los países orientales, hablamos de la India y recordamos nuestras tardes de Taller en su casa al sur de la ciudad, en la del valle, ese rincón edén donde hablábamos de vida, de las labras, del ritmo, donde leíamos su libro de imágenes en el que llevaba trabajando prácticamente toda su vida, ese rincón en que se fumaba a veces y en donde estaban prohibidas las bebidas dulces, pero el café siempre estaba en la mesa al igual que sus dos perritas que daban vueltas por el piso y que nos avisaban si alguien llegaba o se iba, sí recordamos ese departamento con sus plantas y con las poetas Eurídice Román de Dios y Leticia Luna.
Hoy me entero de que está platicando con su padre, diciéndole al oído el "Retorno de Electra", que habla con su Dios, ese al que le habló desde la tierra en sus poemas. Hoy tengo un pequeño nudo en la garganta y doy gracias a Enriqueta, otra vez pues siempre que tuve oportunidad le demostré mi afecto, mi admiración y mi cariño, le doy gracias decía, por todo lo que me enseñó sobre la vida, por su ejemplo de mujer, madre, maestra, poeta y tejedora de sueños, por su obra legada a las letras mexicanas y su maravilloso libro de imágenes que veremos publicado pronto.
También Marianne desde aquí te mando un abrazo, un profundo abrazo y todo mi cariño, y a sus maravillosas nietas, a las que sólo he visto una tarde les digo que Enriqueta siempre hablaba de ellas, eran su orgullo, su amor, le encantaba su fuerza en la danza o la gimnasia, su gracia, ella desde su morada las estará cuidando y les dará consejos como lo hace mi abuela desde su estrella. Un abrazo y siempre cuenten conmigo.
Isolda.
Semblanza: Enriqueta Ochoa
La poeta coahuilense Enriqueta Ochoa falleció la tarde del lunes, en su casa de la ciudad de México a los 80 años de edad, tras sufrir una trombosis intestinal.
Carlos Rojas Urrutia
El Universal
Ciudad de México
Martes 02 de diciembre de 2008 02:17
La poeta coahuilense Enriqueta Ochoa falleció la tarde del lunes en su casa de la ciudad de México a los 80 años de edad, tras sufrir una trombosis intestinal. Sus restos serán velados en la funeraria Gayosso de Félix Cuevas el martes 2 de diciembre.
Enriqueta Ochoa, madre de otra poeta, Marianne Toussaint, deja un libro en puerta, Diccionario de imágenes poéticas de la poesía mexicana del siglo XX, una recopilación de la forma en que 19 poetas mexicanos han abordado temáticas en común. Dicho volumen queda en tránsito de publicarse, en manos de Felipe Garrido, el CONACULTA y el Instituto de Cultura del Estado de Coahuila.
La intimidad del misterio
De estilo íntimo y diáfano, la poesía de Enriqueta Ochoa (Torreón, Coahuila, 1928) explora la religiosidad, el misticismo y los arrebatos humanos que nacen de los impulsos que inspiran el encuentro con mundos desconocidos, como el del sueño y la muerte.
Amena en su charla y elegante en su hablar y vestir, Enriqueta Ochoa fue maestra de diversas instituciones y formadora de poetas. Comenzó a versificar a los 9 años. Maestra normalista en el norte del país, publicó sus primeros versos en la revista Fuensanta de Jesús Arellano. Al poco tiempo, comenzó a colaborar en Ariel de Emmanuel Carballo. Fue a través de éste que tuvo su primer contacto con los poetas capitalinos Jaime Sabines, Rosario Castellanos y Dolores Castro, con quienes sostuvo un prolongado intercambio de cartas en que comentaban mutuamente su poesía.
Publicó su primer libro en 1950, bajo el título Las urgencias de un dios. Casi 20 años después, publicaría Los himnos del ciego (1968) y el poema Las vírgenes terrestres (1970), donde reflexiona acerca de los problemas vitales desde su perspectiva femenina.
Poco antes de que Enriqueta Ochoa cumpliera 50 años, sucedió en su vida lo que ella llamaba “una avalancha de muerte”: al repentino fallecimiento de su padre, le siguió el de su madre; ese fue el motivo por el que su hermana se suicidaría. Su hermano moriría poco después a causa de una enfermedad relacionada al alcoholismo en que se sumergió ante esos acontecimientos.
Ese es el impulso inicial de Retorno de Electra (1978), uno de los libros más significativos de Enriqueta Ochoa; un poema escrito en un intenso momento de arrebato en que el dolor concentrado durante años fue expulsado: “ese poema no quería salir”, explicaba Enriqueta Ochoa, “estaba ahí hecho dolor. Hecho nudo.”
En ese poema, Enriqueta Ochoa escribe: Para volverte a hablar / tuve que llenarme de aire / los pulmones. / Y cuidar que no se me encogieran las palabras, / el corazón, los ojos, / porque aún se me deshacen de agua / si te nombro.
Tiempo después, ella misma caería gravemente enferma. Ese encuentro cercano con su propia muerte quedaría registrado en Bajo el oro pequeño de los trigos (1984); una reflexión acerca de la llama vital, del relámpago de este sueño que somos, que se inserta en la mejor tradición de la poesía hecha por ascetas que buscan aprehender las sensaciones de arrebato y revelación.
Otros de sus poemas son Cartas para el hermano (1973) y Canción de Moisés (1984). Tanto la UNAM como la Universidad de Guadalajara tienen antologías dedicadas a la poesía de Enriqueta Ochoa que sirven como material de lectura a los profesores en las cátedras de literatura.
En 2004, Enriqueta Ochoa publicó el libro de prosa poética Asaltos a la memoria (2004), dedicado a sus nietas, donde recupera las anécdotas de sus antepasados y su transcurrir por distintas geografías, desde París a Torréon, Aguascalientes y Guadalajara. Ese mismo año se publicó el libro Que me bautice el viento, Enriqueta Ochoa para niños, que conjunta versos inspirados en el paisaje desértico que le vio nacer.
Su último libro publicado es Poesía reunida, una antología publicada por el Fondo de Cultura Económica este año, al que se añadió el último de los poemas que dio a conocer, Los días delirantes.
Enriqueta Ochoa fue profesora en la UNAM, la SOGEM, la Universidad Veracruzana, la Universidad Autónoma del Estado de México y la Escuela Normal Superior del Estado de México. Como reconocimiento a su labor de maestra y poeta, recibió en 1979 la Paca de Oro como Hija Predilecta de Coahuila. Recientemente, en mayo del 2008, recibió la Medalla de Oro Bellas Artes.
Desde 1994, el CONACULTA, en conjunto con el Ayuntamiento de Torreón y el Instituto de Cultura de Coahuila, realizan el Certamen Nacional de Poesía Enriqueta Ochoa.
En una de sus últimas entrevistas, concedida a Adriana del Moral, al ser cuestionada sobre lo que le faltaba por lograr, la poeta respondía: “Pues nada, estar tranquila, ayudar a mis nietas y a mi hija. Tener salud para dedicarme a ellas.”
En esa misma conversación, la poeta da cuenta de lo que significó para ella su labor poética: “Una vez leí un libro en que había un pozo del misterio a donde sólo podían entrar dos seres: el poeta y el místico. Al igual que el místico, el poeta se echa un clavado ahí; ambos encuentran tesoros maravillosos en el fondo del misterio. El poeta los saca y los transforma en palabras, sin darse cuenta; el místico los saca y los transforma en oraciones… La poesía nace con uno; como producto de algo que es un misterio: no podemos saber de dónde viene, pero a veces, se nos abre...”
http://www.eluniversal.com.mx/notas/559743.htmlMuere la poetisa mexicana Enriqueta Ochoa
Dejó terminado un Diccionario de imágenes poéticas , que sería publicado por el Conaculta y el Instituto Veracruzano de la Cultura.
Notimex
El Universal Ciudad de México
Lunes 01 de diciembre de 2008 22:21
La poetisa Enriqueta Ochoa (Coahuila, 1928) falleció esta tarde, víctima de una trombosis intestinal, informó su yerno, el también escritor Alejandro Sandoval Avila.La autora de libros como "Las urgencias de un Dios" (1950) dejó de existir alrededor de las 16:00 horas, en su casa, donde la acompañaba su única hija, la poetisa Marianne Toussaint.Sus restos serán velados esta noche en una agencia funeraria de Félix Cuevas y cremados este martes."Fue una muerte prácticamente sin dolor. Su salud estaba muy deteriorada pues padecía males cardiacos y renales" , explicó Alejandro Sandoval, quien le dio a Enriqueta Ochoa tres nietas: Alejandra, Ana Sofía y Julia.La poetisa dejó terminado un libro en el que trabajó durante 15 años. Se trata de un Diccionario de imágenes poéticas, que sería editado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y el Instituto Veracruzano de la Cultura (IVEC) ."Es un libro terminado, una idea muy interesante y agradable porque trata sobre la manera cómo los poetas del siglo XX abordaron diversos elementos y objetos, como el agua, el fuego, etcétera" , señaló Sandoval.Enriqueta Ochoa, perteneció a una generación de mujeres poetas como Rosario Castellanos, Dolores Castro y Pita Amor. Apenas el pasado mes de mayo, con motivo de su cumpleaños número 80, la escritora recibió un homenaje en el Palacio de Bellas Artes, donde algunos de sus amigos destacaron el valor de su obra y su voz singular.En esa misma ceremonia, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) , a través de su Coordinación Nacional de Literatura, le otorgó la Medalla de Bellas Artes, como reconocimiento a su trayectoria literaria y su influencia sobre las nuevas generaciones de poetas mexicanos.Enriqueta Ochoa combinó las letras con el trabajo docente, el periodismo y la promoción cultural. Entre sus obras literarias están "Los himnos del ciego" (1968) , "Las vírgenes terrestres" (1969) , "Cartas para el hermano" (1969) , "Retorno de Electra" (1973) , "Bajo el oro pequeño de los trigos" (1984) , "Canción a Moisés" (1984) y "Enriqueta Ochoa de bolsillo" (1990) .Fue profesora en la Universidad Veracruzana, la Universidad Autónoma del Estado de México, la Universidad Nacional Autónoma de México y en la escuela de la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM) . Además, impulsó talleres literarios para el INBA en Aguascalientes, Torreón, Tlaxcala y diversos espacios del Distrito Federal.Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte desde 1999, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el gobierno de Coahuila crearon en 1994 el "Premio Nacional de Poesía Enriqueta Ochoa" . Su obra forma parte de las principales antologías de autores mexicanos y han sido traducidos al francés, inglés, japonés y alemán."Creo que Enriqueta se fue con la seguridad de que había cumplido" , concluyó Alejandro Sandoval.
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