jueves, septiembre 27, 2007

Radiografía urbana


Recordemos las imágenes de cualquier ciudad, una plaza principal, un parque calles llenas de banquetas y caminantes de prisa que se confunden con los peatones que acostumbran, como decía la madre de una amiga, aplanar las calles. Junto a ello, al menos en mi pueblo, el sonido de los cláxones, el embrollo de los coches y las combis que se pelan por pasar y aquí como en China, la ley del más fuerte.
¿Quién puede más el trailer o el camión de pasajeros, la camioneta o el coche cuatro puertas y este contra el bocho, la moto, la bici o el patín? La violencia en todas sus manifestaciones. ¡Qué chingaos importa que estemos en el S. XXI! Si la misma tecnología que nos permite estar informados, y en todas las partes del planeta, en unos segundos, nos muestra su lado oscuro, en donde el hombre dialoga consigo mismo, con su máquina y con otros cautivos internautas, que como él, tienen cada vez menos la capacidad de comunicarse. Así en los medios de comunicación que veo, política y más política, campañas políticas a cada rato, los diputados renunciando por una alcaldía, los alcaldes por otro liderazgo y así, sin ton no son, todo es grilla y más grilla, y la gente, pues otra vez la ley del más fuerte. Lo por no es eso, ojala que la política permitiera avances en lo social, en cultural y lo educativo, como antaño, o al menos así me lo parecía, cambiaban los equipos de trabajo y todos se disponían a colaborar con el nuevo funcionario o de plano se cambaban de trabajo, pero sucede que ahora Maquiavelo ha ganado, siempre ha sido importante el poder pero ahora, ¡Oh mi pobre Reino de los Magueyes¡ Pasan los del tricolor a cualquier partido, que bueno, había que renovar las filas de gobierno en el país, pero después los solistas llenos de resentidos sociales, que nos sabían que se trataba de trabajar para el otro y luego que no se van y no se quieren ir cuando llegan los del otro partido. Dejémonos de partidismos, cuantos trabajadores del servicio público lleva años y anos tras su mismo escritorio y de la amabilidad han pasado al tedio, al cansancio y en algunos casos, los peores al despotismo. Dicen en mi pueblo, mientras camino por las calles que otra vez, dice mi compadre, están siendo arregladas, que así es y no hay nada que hacer, que ni me enoje, y bueno mis alumnos chinos me dirían que eso no es importante que lo importante es mi salud, pero la verdad que indignación le da a uno, hasta ganas de botar mis libros y meterme a chambear por mi gente, no puedo dejar de interesarme por mi pueblo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Claro, Isolda. Tienes razón; no somos de palo.
Los insensibles son "Ellos", los que nada ni nadie los ablanda.
Aun así es posible soñar con lo justo, auque en ello se nos vaya la vida y aunque para muchos eso ya esté muy rebasado.
¿No crées?