Andaba yo caminando por la calle Notre Damus cuando me asusté al ver que una casa desfilaban arañas y al acercarme desubrí no sólo eso sino telaraás y el sombrero de una bruja, la chistorra de un mago, la mano de un robot. Recordé, ya lo sabía, era esa fiesta de muertos muy del norte a la que llaman Halowen, como en la película de miedo. Dicen que en algunas casas puedes tocar la puerta y pagar por que te espanten como en la feria.
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