viernes, febrero 26, 2010

FIL Minería 2010


La mesa del 23 fue realmente un agasajo poético:


Ludwig Zeller, un poeta que descubrí allá por 1995, me gustaba leerlo, nos gustaba leerlo a Gabriel Cruz Mayorga en voz alta, lo leíamos en los rincones de SOGEM, en el metro, en las calles de Coyoacán o en un café se Samborns, nos encantaba descubrirlo, saborearlo, por eso esta tarde fue sensacional, lo escuché y pude saludarlo personalmente.

Hugo Gutiérrez Vega: he sido su alumna de la maestría, no la mejor alumna pero sí, la alumna que entendía de lo que hablaba, la que se emocionaba hasta la lágrima cuando contaba su anécdotas, sus viajes, su historia enlazada con los poetas de la generación del 27, luego lo seguí en sus columnas de La Jornada, fui a saludarlo cuando me fui a China y me recomendó la amistad de Alejandro pescado, a quien conocí y con quien tuve la oportunidad de hablar sobre China, su cultura y su literatura. Hugo y esa personalidad arrolladora nos compartió esta tarde sus poemas.

Carmen Berenguer: poeta chilena a quien no conocía y de quien me deslumbro su maravilloso ritmo. Habrá que leerla, claro.

Raúl Zurita: hace ya más de diez años que comencé a leerlo, el desierto de Atacama, Paraíso, se fueron haciendo importantes en mis lecturas y de pronto mi amiga Lety me dice qu viene a uno de esos encuentros del Mundo latino que se organizan u organizaban en Oaxaca, vamos, lee en la tarde, vamos, y así, intempestivamente tomamos el avión y fuimos a conocerlo, su voz y su maravillosa manera de leer sus poemas, nos hizo pararnos y aplaudirle una y mil veces y pedirle más poemas y más poemas. Y esa sensación se repite cada vez que lo escucho, en las salas cuando termina de leer los aplausos se alargan pidiendo otro poema, esta vez en Minería sucedió lo mismo.

Marco Antonio Campos: Autor del libro interminable El Forastero en la Tierra, creador de los cursos d poesía en los estado a grupos de jóvenes a quienes nos reunía ara leer y hablar de poesía, con él, leí con calma y nuevo entusiasmo el romanticismo mexicano, redescubrí a Acuña. Le tengo un gran afecto, como ese afecto que nace con el amigo con quien sabes cuentas, un cariño y una admiración especial, he leído sus poemas, he llorado con ellos, su narrativa, sus ensayos, sus artículos en el periódico, sus aforismos. Además tenemos un afecto común, Juan Bañuelos.

El 24, la voz del Poeta Juan Bañuelos retumbó en todo el salón de actos, en los corazones del hombre, la moderación de la mesa dirigida por Rafael Vargas, fue también un acierto. Los poemas del siempre enigmático Eduardo Casar, con su toque ácido, la gran sensibilidad de Vicente Quirarte, la voz también fuerte del poeta mapuche Elikura Chiuailaf y Henán Lavín Cerda enriquecieron la mesa.

Andaban por ahi no muchos poetas de genraciones anteriores, uno que otro de la genración de los 60, unos más de los setenta, qué pena.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lástima que andemos tan lejos de poder aprovechar esa feria.

Un abrazote, Isolda. A ti, tu hojita y a Katsumi.