viernes, octubre 28, 2011

Terminé de empezar



Hoy fui a dejar unas cartas a Correo mayor, pasé por bellas hartes y una Catrina estaba a la entrada, su vestido negro y su sombrilla la hacían lucir muy elegante, tuve ganas de saludarla pero tenía prisa, una prisa que me acompaña desde que nació Yuukun, siempre quiero llegar a verlo. Cuando salí de casa lo dije en broma pero realmente me salió desde adentro, dije que si llegaba tarde estaba en la cantina, y es que como se me antoja una tarde en el palas riendo como enana de las miles de cosas que pasan por la mente de mis amigos los parroquianos, después de mandar mis pendientes por correo hasta más allá de la china, decidí tomar algo, como ir al palacio implicaba quizá tardar toda la tarde me decidí por un café frente al Lobo estepario, iba hacia allá cuando me dije voy a ver si encuentro tal libro y caminé por ahí donde los libros de viejo en la calle, saludé a mi buen amigo Pancho Zapata y sin pensarlo mucho le compre una colección maravillosa de libros que yo disfruté y disfruto aún mucho y que eran un regalo de mis abuelos a mi papá se llama El libro de nuestros hijos y es realmente maravilloso, tiene unos grabados espectaculares, mitología, poemas, cuentos, y hasta recorridos increíbles por diversas culturas y países, Pancho, casi que me los regaló cincuenta pesos por los tres, en buena onda le compré además una primera edición de un libro de poemas de mi maestra querida Dolores Castro y otros dos que no tenía de otros poetas mexicanos. Al final no me tomé no la cerveza ni el cafecito, pero eso sí llegué muy feliz a casa.

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