miércoles, agosto 30, 2006

Otra vez Beijing

Beijing es un respiro de paz, no necesito contestarme nada, se trata de sobrevivir y vivir entre mis nubes sin problema, esta vez mi departamento está de lujo y hasta con una compu que funciona de lujo, tengo miles de proyectos para este año y sin embargo el haber estado en México me ha dejado como un hueco en alguna parte de cuerpo: comenzaré por la desazón que me provocó verme tan involucrada con Felipe, el saber que estaremos lejos de nueva cuenta y que si dos años tuvimos la suerte de no encontrarnos a alguien especial, un año más es tentar demasiado a los espíritus, a ver que pasa. Dos: mi adorado Mike, que siempre de los siempres desde que nos hicimos amigos está conmigo, al parecer le molestó algo que dije, eso de vivir en China la hace a uno indiscreta y aunque no existe la mala voluntad en uno, la gente es feliz chingado al prójimo. Tres: nunca pude platicar con mis amigos de la cucaracha, me falto hablar de poesía y de la vida con Paco Conde, ponerme una maratónica noche a hablar con Nacho Trejo, que siempre me es divertido, creo que hemos hablado más por teléfono cuando estoy en China que esta vez que estuve de carne y hueso en el defectuoso, quesque le arreglaban las muelas, a mi se me hace que su querer no le daba permiso, esa impresión me dio, pero a saber. Cuatro: tampoco vi a la Cuca, ni al Gabriel, amigos de esos que uno quiere un chorro ni a mis maestros Bañuelos, Enriqueta, Lolita, y Renán y a mis compadres Paco Guzmán el FRAGUZ, Gloria y ami ahijado Yanqui. Cinco a pesar de que a todos los nombrados anteriores no los ví o porque sus teléfonos estaban mal, o porque en el caso de Mary Cruz Patiño no me quisieron dar su número, hubo un lugar y a una persona a la que me dio miedo ver, no no me iba a comer, pero la pasión que hubo entre nosotros o las noches en que lo soñé atravesando las sombras chinescas de mi inconsciente me detuvieron en el intento, si acaso lo hubiera visto antes que a mi amado, no lo hubiera dudado, pero me dio un temor de regresar a la guerra, a esa que abandoné y fui paz. En fin un vértigo de vértigos la ciudad, el pueblo y mis pasiones. Ahora de vuelta a la paz en Beijing me siento tranquila, y creo que no esperare a mi amor, estaré abierta, eso digo, imagínense dos años me convertí, en monja tibetana…uff!! Que bueno que ví estrellitas en mi alcoba.

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