jueves, octubre 18, 2007

La banca de la Plaza Xicohténcatl


Me gusta caminar y desde que llegué a México esta costumbre se vino abajo, sin embargo hace unos días he comenzado a retomar mi ritmo, digamos a salir de mi cueva con el pretexto de ir a darme unos chapuzones y de practicar mi inglés en la UAT, bueno mejor dicho, de volver a estudiarlo, en fin que me voy en coche, rait o combi y me regreso caminado a casa. Los días que he salido han sido de reencuentros, ayer comentaba del Socio y hoy les contaré la historia de la banca.


La banca se ha ido moviendo con los años, cuando era universitaria llegó a Tlaxcala un Teatrero michoacano, hizo equipo con Javier Fragoso y Pita, los padres de la hermosa azul que nación en el agua hace ya muchos años y que seguramente si me la topo en la calle ni la recuerdo, era una niña de al menos 5 años hace diez. Ese actor, director y hacedor de hermosas Catrinas se llamaba Alejandro, hizo leyenda e historia, cuantos no leímos un libro recomendado por el o nos quedamos platicando con él y otros horas y horas sobre diversos temas culturales o por aquellas cosas de que somos pocos y los mismos nos encontrábamos en el cine club o en las exposiciones, pero siempre en la banca.


Con el tiempo por esas bancas han ido transitando los amigos, a veces la banca ha caminado hasta la plaza de San Nicolasito convirtiéndose en un Chopito cultural en el que llegaban además de Willebaldo Herrera, Margara Campos, El padrino, Martha de Apizaco, Armando Monzón del mismo pueblo. Y otros que pasaban a ver libros, a platicar' a fumarse un cigarrito marca registrada contra el cáncer y a tomar cervecitas. Como algunos de los artesanos vieron que el asunto Chopito funcionaba fueron a buscar otra plazuela, y así un buen día el ayuntamiento les permitió ponerse en la Plaza Xicohténcatl y poco a poco de Chopito no quedó nada y fueron menos los artesanos que los comerciantes de artesanías, el espacio microcultural desapareció, pero no así los amigos de la banca que regresaron entre semana a ocupar por las tarde su antigua banca y a recuperar de alguna manera el espacio del diálogo.


Los rostros fueron cambiando, reconociéndose unos a otros, Martín Palacios el chico de la rondalla estudiantil, se convirtió en guitarrista e interpretaba desde Rockdrigo González, Arturo Meza, Silvio Rodríguez o Pablo Milanés, las veinteñeras de la época éramos felices escuchando sus rolas o las de autor de un médico llamado Sergio que siempre andaba acompañado de famosísimo Doc., que fue al que vi hoy y sigue deambulando por esa banca del parque que luego se traslado por un tiempo al Mictlán, bar cultural café, que puso Gonzalo Pérez en la Av. Juárez y que en aquellos años se convirtió en un espacio de reunión diálogo y cultura. Por ahí volvieron a caer viejos amigos de la prepa "La garza", Erika y otros. También es ese espacio me reencontré con Efrén Minero y conocí al canta-autor, amigo siempre Carlos Arellano.


En fin, esta tarde en mi camino, tropecé con la banca y con viejos amigos entre ellos la mamá de mi mejor amiga de la prepa que se extendió a la universidad y a toda una vida, de Mirna, estaba el doctorcito y Mundo el sociólogo que escribe poesía y que mientras se decide a sentarse al escritorio a "hacer horas nalga", hace bellos objetos de joyería artesanal. Lo que me gustó de todo esto es que me demostraran su afecto. Por cierto es recíproco.

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