domingo, enero 11, 2009

Publica Isolda Dosamantes Paisaje sobre la seda



La editorial VersodestierrO de la Ciudad de México acaba de publicar con el número 3 de su Colección Expresso Paisaje sobre la seda, de Isolda Dosamantes, libro con el que la poeta tlaxcalteca ganó en el mes de enero de 2008 el Premio Rodolfo Rudi Montiel de los Juegos florales de Guaymas, Sonora.



Isolda Dosamantes y Rodolfo Rudi Montiel en día de la premiación. Foto: PS


El lanzamiento del libro se realizó con éxito el 29 de diciembre en el café Bristot de la colonia Roma, poetas, fotógrafos, pintores, amigos y familiares de diferentes latitudes acompañaron Isolda en esta sencilla presentación que contó con la participación sorpresa del famoso guitarrista del grupo Fuego Azul y que, además fue presentado por las poetas Leticia Luna, Gema Santamaría y Adrina Tafoya.

Leticia, Gema, Isolda y Adriana. Foto Erik Marvaz

Leticia Luna


La poeta Leticia Luna, gran conocedora de la poesía femenina latinoamericana, hizo un recuento historiográfico de Isolda Dosamanantes rememorando su paso por SOGEM, su primer libro Bacalar sueño de agua junto con la narradora Victoria Santillna, los talleres con Juan Bañuelos, Enriqueta Ochoa, Eduardo Milán, sus viajes por Latinoamérica en recitales de poesía, su paso por Costa Rica, su amistad con Raúl Zurita, su paso por el Centro Cultural La Libertad, Telecable de Apizaco, recordó la revista El cuchitril y las Jornadas Literias de Tlaxcala. Además Leticia Luna comentó que “los talleres, los encuentros de poesía y el estudio de la obra de enormes poetas forjaron el espíritu que pronto se manifestaría en los poemarios de Isolda Dosamantes, caracterizados por sus versos concentrados, sus imágenes trazadas como con el pincel de un pintor y la sutileza de un sonido que fue creando la poeta en su canto más íntimo”.

Adriana Tafoya

Por su parte la editora y poeta Adriana Tafoya realizó un breve ensayo sobre Paisaje sobre la seda destacando que “la poesía de Isolda Dosamantes es de una hechura delicada, tanto como puede ser la poesía, que aquí efectivamente, puede recordar el bucolismo y la precisión oriental, hay en este paisaje un sol de dos caras; un sol de fuego líquido que al entrar en las cejas pobladas del horizonte, nace en la mente de Isolda y florece como un sueño ámbar, una hostia de agua, o simplemente como florecen los sueños, sin embargo el corazón de la poeta es mexicano, enarbola con belleza, afortunados poemas, certeros y redondos, como lo son ’Arañas sobre el brocal’, ‘Al otro lado’ ‘Mirar atrás’ y ‘Paisajes sobre la seda’. Poemas que seguro causarán deleite en quien los lea, pues parece ser así su intensión: provocar placer al lector al dejarse acariciar por estas sedas”.

Fuego Azul


La primera participante de la mesa fue la socióloga y poeta Gema Santamaría de quien compartimos la su completa de sus comentarios:

Gema Santamaría



paisaje sobre la seda

cuando el filósofo inglés, j.l. Austin, escribió “cómo hacer cosas con palabras” sentenció que éstas últimas no sólo dicen algo, sino más bien, hacen algo…es decir, su constante reiteración constituye una acción en sí misma.

las palabras pues, no mienten ni dicen la verdad. existen en un espacio previo. o más bien, habitan un espacio aparte, donde lo que nombran, lo que reiteran, se vuelca hacia el mundo.

para Austin, no hay palabras verdaderas ni falsas, solamente acciones o performances que pueden ser felices o “infelices” dependiendo del impacto que generen y dependiendo de si son o no fieles a su propia causa.

en el caso de la poesía y del acto poético el juego es múltiple. la metáfora media la relación entre el o la poeta que habla y el lector o el escucha que acude y contempla el trabajo poético.

más aún, el verso y la metáfora no sólo hacen algo en el sentido de una acción, sino que producen algo…la palabra logra constituirse en una materialidad casi insolente

cuando la imagen es la adecuada, cuando la metáfora es atinada, podríamos decir, el poema es un poema feliz. esta noche, me parece, nos reúne un trabajo donde encontramos justamente esto.

el poema que narra Isolda Dosamantes en paisaje sobre la seda es un poema feliz, porque logra, en sus propios términos, transmitir una intimidad que se teje entre calles, cantinas, animales que vuelan y que se arrastran, y coloca, en el centro a una poeta que desgrana la palabra, que no sólo nombra al mundo y lo posee, sino que tiene la capacidad de transmutarse…ella se hace el mundo. se hace orquídea, se hace hormiga, pescado y aguamala.

qué hacen las palabras de Isolda Dosamantes? qué acción generan sus palabras? más aún, cuáles son los seres u objetos que produce?

quiero sugerir, muy brevemente, tres objetos que encontré en este libro.

me refiero a paisaje sobre la seda como una madeja de estambre, una postal y un alebrije.

empiezo con la madeja de estambre.

los títulos de cada uno de los poemas y la manera en la que están hilados unos con otros, anuncian cómo se leerá el libro: como una madeja de estambre que puede desdoblarse pero que es una sola cosa.

Isolda nos invita a ser como gatos que juegan con esa madeja/poema. los hilos/versos que aguardan dentro pueden deshacerse y desenredarse pero, al final, el gran poema de paisaje sobre la seda es autoreferencial…las presencias se repiten y se entrelazan. el ocote, por ejemplo, aparece como el árbol que acompaña la caminata, el que cubre la espera, el que marca el lugar donde se deja al ser amado. y ni qué decir de los pájaros, de las cantinas y las arañas que reaparecen también como hilos que van tejiendo, sutiles, la narrativa más grande que hay en el libro.

paisaje de seda como una postal es quizás el objeto más claro.

Isolda logra recrear ciertas geografías que hacen las veces de un camino de regreso a casa o de una postal que anuncia nostálgica cómo se recuerda la tierra originaria.

las milpas secas y los maizales, la mujer que sale del pueblo con una calma en los huaraches, la misma que deja atrás el cerro, el río y la malitzin, lo mismo que Álvaro obregón. la que asiste a las cantinas y bebe después caldo para calmar la sed y come algo para amainar la cruda…la que habla de amigos y comadres cuando se vive el amor en la distancia, la que recuerda que en su pueblo los muertos se te enciman.

el alebrije. el tercer objeto. es para mí la transmutación de la poeta a lo largo del libro.

ella se hace una hormiga, incapaz de encontrar su madriguera
un conejo
una orquídea,
un pescado de mil cañas

ella es poeta que nombra y que contempla pero es también los objetos que describe…y al final, lo que persiste es un ser de muchas formas, como una mujer alebrije que está pintada con fuego, que lleva jade, y tiene forma de serpiente, pero a la vez tiene forma de árbol, de monje tibetano y de mariposa.

la insolencia en las palabras de Isolda Dosamantes reside pues en el hecho que son capaces de producir cosas imposibles. y qué, sino esto, esta imposible seducción de la metáfora puede ser un poema feliz. qué más que este caos, que esta revoltura de mezcales, animales y dolores para provocar paisajes, para hacer de esta palabra leída, un libro que se materializa en una madeja, una postal y un alebrije, en artefactos que se ven y se disfrutan con puro gusto.

gema santamaría
méxico, d.f.
29 de enero, 2009


Bruno, Pina e Isolda, Guaymas, Sonora, enero de 2008

El libro tiene, en una de la solapas el comentario de los poetas Pina Saucedo y Bruno Hernández, quienes se han caracterizado por ser unos de los promotores culturales más importantes de la frontera norte, desde los salones de clase, en los cafés y en los actos culturales insiden en la cultura de Sonora y promueven eventos tan inportantes como el encuentro de poetas Horas de Junio en Hermosillo, Sonora. A continuación les compartimos el coemntario:

Paisaje sobre la seda,
Un viaje de palabras

Pina Saucedo/Bruno Hernández

Los viajes ilustran; de eso no hay la menor duda. Pero la vida, lo vivido, los detalles, la grandeza de momentos en apariencia intrascendentes... ¿quién o dónde nos lo podrán dar, explicar, prestar, -o vender- si no los vivimos? Paisaje sobre la seda de la poeta Isolda Dosamantes nos ofrece una muestra de este paseo entre la realidad, la memoria y el deseo de estar más allá y/o acercarse más a la gente, los lugares, los objetos, la naturaleza toda.
Dividido en siete partes, Paisaje sobre la seda, nos muestra una poesía clara, pausada, concisa; con una naturalidad que nos invita a seguir leyendo.
El nombre del libro es exacto en su medida y ofrece diversos temas: desde el amor, hasta su estancia en China. Temas que no escapan a la mirada de quien lo escribió y quien lo lea. Isolda retorna a su memoria, a ese vaivén que la hace escribir. Una poeta transparente y cachonda –como es ella- se muestra, en cada poema, de manera sincera, no oculta nada, sólo la creación de las imágenes.
El libro inicia con un juego sugerente: convertir el índice en poema. Desde allí podemos adivinar una poeta que no teme proponer en su escritura; de hecho, su poesía tiene la metáfora en el lugar y tiempo preciso, dándole una fluidez necesaria para el lector.
Paisaje sobre la seda, es sencillo, brillante; hay algo en él que sostiene la reminiscencia de una larga estancia en China. Tal vez allí surgió este libro: el té, las montañas, los colores, el abanico; un poeta nunca podrá deshacerse de la influencia de su memoria. Es la vida, sólo su vida, en este viaje de palabras.

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