Pasa el tiempo y mientras arreglo papeles, una vez una amiga del oriente me enseño que antes de salir de viaje hay que dejar todo en orden, la ropa limpia, los papeles en orden, los libros en su lugar, la cama tendida, los trates lavados, el refrigerador sin comida perecedera; además hay que preparar la maleta sin gran peso y por si fuera poco no olvidar ni el cepillos de dientes ni la cámara. Estoy en la oficina y arreglo papeles y mi mente vuela a la Biblioteca de Borges y me veo llena de libro y libros sobre el escritorio y mis libros y los libros girando felices en entorno de mi y sus palabras en mi memoria y yo ordenándolas como a los papeles que giran de mi escritorio al basurero o al folder de cosas importantes o al folder de los pendientes que se acumulan.
Un salón de clases, una librería, un país diferente, una biblioteca, un cuento de Cortázar, un poema de Renán, una crónica de Trejo, un abrazo de Tania, siempre me detengo a disfrutar las palabras, a fumar un cigarro a ver la vida, a disfrutar del pirul o del té verde, a caminar en torno al lago de Hanzhou, el Pink o mi maravillosa laguna de Atlangatepec. Yo sé que hay veces que corro como los demás y me ciego, sé que me gusta el vértigo y me he ido con él al otro lado, al mundo de los sueños, y me quedo detenida en ese mundo detenido que deja de mirar el pirul y las flores y el llanto del niño en una esquina, me quedo en esa vigilia ensoñación detenida mientras el mundo gira. Equilibrio.
Equilibrio.
Buena palabra.
Equilibrio, equilibrista, persona.
Palabra exacta.
Mientras la palabra llega, creo que es hora de arreglar más papeles, de preparar mi viaje y pensar en la tetera, las algas, las casas de madera, la ciudad de Tokio, los templos. Es la hora de respirar profundamente y tomar un receso. De retomar el pince y la tinta, de detenerse par ver el mundo, de dejar de correr y evadirse en las nubes. Por el momento es la hora de prepararse para vivir la aventura.