Veo por televisión los discursos del Primer ministro y la Reina. Están en el parlamento, mientras preparo un desayuno sabroso como de fin de semana pasan los aviones, supersónicos aviones de la fuerza aerea canadiense festejando el día, eran nueve y mientras los contaba ya habían pasado y el sonido no los alcanzaba, aun el sonido estaba del otro lado de mi ventana frente al parque y ellos ya daban vueltas Frente al parlamento. En un rato me decidiré a salir, aun no se si al parque de enfrente o cruzaré el río para ir a Ottawa, es un día de fiesta por aca.
Salí, fue un día maravilloso anduve de parque en parque escuchando diferentes grupos musicales, terminé en el jazz, de regreso me tocaron los Fuegos artificiales en el parque que se encuentra enfrente de la Galería Nacional, increiblemente bellos, sorpresivos, se te metian las luces en los ojos y salísn por el corazón, el vientre, parecia un grito de alegría y de sorpresa, los colores, miles de colores y miles de personas reunidas esa noche a las once en punto para festejar el cumpleaños de este bello país: Canadá.
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