miércoles, noviembre 21, 2007

Día de risa



Para Pilar Meimei esta imagen.



Esta mañana andaba deambulando de un lado al otro de mi cama, su llamada había logrado en mí el insomnio que nace cuando la aurora ya desplega sus rayos mañaneros, sólo escuchaba su voz en ese recuerdo amnomilado que deja la distancia, eran las seis cuando sonó el timbre de la casa, las seis de la mañana, ir a correr, a caminar al parque a deambular por la ciudad, es muy temprano, me quedé en casa, pretextando el desayuno tardío con una amiga, amiga que me dejó plantada cual acacia. Después fue lo de menos, hacer el desayuno, café caliente, jugo, caminar a deshoras bajo el sol, rumbo al estudio, regresar a la clase de yoga matutina, comer felizmente en familia con frijoles tortillas y una salsa, revisar el correo, enterarme que Meimei ya va a León, que llega el 28 y pensar en Alfonso, mi Alfonsito, llamarle dedesde aca para decirle, cuida a Meimei, apóyala en consejos en la mano tendida como hermano. Después de llamada y la alegría salir rumbo a la escuela, dos horas son tan rápidas, salir luego a la calle tomar rumbo a la alberca, tomar un chapuzón de puro frío, temblar hasta las cejas, comer al fin del día un Hog dog en la plaza, pensar en Diego y en llamarlo para la exposición del Mat, de comics y esas cosas, acordarme hasta ahora, que casi son las doce y no es hora de tomar el teléfono y llamarle.

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