domingo, enero 06, 2008

La sonrisa del árbol


Lo sembraron desde semilla, le dieron de beber agua todos los días y tres años después necesitaba irse. Algunos de Zeus hermanos se fueron despidiendo poco a poco mientras la gente los cegaba para llevarlos a su casa. Este árbol fue feliz al llegar, el paisaje había cambiado y pronto lo llenamos de maquillaje, aretes, anillos, collares y luces de colores. Era un árbol, pino-azul que despedía sus olores a la casa, estaba alegre con sus luces que, a la moda emitían canciones navideñas, de vez en vez llegaba unas niñas que eran como ángeles de tierra que jugaban con sus ramas y esferas, se llenó dos veces de regalos, la primera envueltos en papeles rojos figuras de renos o dorados con bastones de todos los colores y la segunda el carbol quedó conmocionado al ver llegar un camello, un elefante, tres reyes magos de oriente con sus turbantes, túnicas y coronas, llegaron y bebieron el agua que las dos niñas les habían dejado y de pronto comenzaron a sacar, de una bolsa, de una caja y de una oreja: una muñeca, un cochecito amarillo de pedales, una bolsa de dulces, un oso de felpa. Mientras acomodaban los, juguetes bebían agua, platicaban con el árbol y sonreían al imaginar la alegría de las niñas a la mañana siguiente. Cuando se fueron se llevaron al árbol con ellos, en la mañana los regalos hicieron de las niñas un bullicio, de la casa un grito de flores, las ramas del árbol estaban secas y se las llevaron para hacer la leña con que se hará la cena, pero su corazón de árbol anda ya rumbo a oriente junto con los tres reyes magos.

1 comentario:

ángel dijo...

Hermosa narración, delicada prosa del árbol que encarna y murmura la frescura del bosque.


Saludos...