martes, enero 23, 2007

Me cayó el veinte

De pronto me cayó el veinte, ya me decía la Cuca en nuestros reventones de última fila cuando en SOGEM se hacía denso el ambiente y el sopor nos llevaba al sueño o a nuestros reventones de última fila, sí siempre la fila de los poetas, no faltaba Araceli, mejor conocida como la Rara que comenzaba a tocar fuera de clase con su clarinete, maravillosa música y poeta de palabras rotunda y fuertes, , allá en un rincón que separaba el aula de los baños se instalaba la música y poco a poco La Cuca, Gabriel Julieta iban desapareciendo hacia el rincón de la música, de la fiesta. Como siempre he sido medio distraída, en algunas ocasiones ni cuanta me daba del revén y cuando llegaba. había carcajadas reprimidas, estábamos en clase, de las que por supuesto me quería enterar, alguna veces me contaban el chisme, que sí una de las Barbies, así les llamábamos a dos compañeras que eran verdaderamente unas Barbies, no sé qué, o cualquier otro chisme provocador de risa, como el tan conocido chiste de tutifruti o a saber qué, que tenía no sé quién en la cabeza, en fin me enteraba y compartía la risa, pero alguna vez, cuando no me dijeron el chisme me puse seria, con esa cara de nariz al suelo que uno no puede evitar cuando algo, cualquier cosa le desagrada, entonces, mi bien amiga Cuca declaró en voz alta “La Isolda ya se sintió”, es una séntida, en ese momento no vislumbraba lo que ahora y la verdad de esas palabras, por supuesto me enojé aún más y debido a mi delirio de persecución, pensé que hablaban seguramente de mí, más allá de si hablaban de mí o no, esas palabras regresan hoy a mi, efectivamente soy bastante vulnerable a las sensaciones, todos los somos, pero cuando veo mi reflejo en otras personas pienso, que Jarrito de Amoxoc, ¡qué barbaridad! Y todo esto porque hoy recibí una llamada de la secretaria, maestra en media hora tiene que traer las calificaciones y, yo estaba muy feliz en mi casa con mi pijama de bolitas, sabía que las calificaciones se entregaban hasta el viernes, las tenía listas, pero esos no son modos, en media hora, no tiempo para bañarme, peinarme, ponerme bella, y así sin por favor, sin explicación como si fuera un robot y no tuviera vida, me molesté y como siempre que me enojo por minucias de autoridad, me encapriché y llamé para decir que las entregaba mañana, pero me quedé pensando ya un buen rato en mis caprichos y reacciones y sí, tengo mucho de jarrito, creo que todos tenemos mucho de jarritos.

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