lunes, enero 22, 2007

Pues sí, es mejor decir...

¡Salud! Ojala que esa nos dure más de un brindis, que los amigos, esos que continúan junto a nosotros en el recuerdo, en su presencia, en ese lugarcito donde guardamos las emociones sigan enseñándonos la importancia de la generosidad y que a pesar de esos tropiezos de mi narración anterior, sea más fuerte la parte amable de uno y el olvido, ojala exista una goma que borre, como borra un chocolate la ansiedad, esas marcas de rencor que regresan a inundarnos. Hablando de inundaciones, ayer soñé que mi casa era de agua, que era de agua que se iba derritiendo lentamente y comenzaba a flotar en medio de mi cama, flotaba en un deleite de caricias y rumores de olas que crecían lentamente hasta tocar la orilla de las sábanas y comenzaban a mojarme, de pronto, dentro del sueño me di cuenta que me estaba viendo dormida, que podía acercarme a verme dormir, escuchar mi respiración agitada por el placer de la humedad que me rodeaba, podía ver como surgía una gota de sudor en mi frente, como los poros se abrían y cerraban como si fueran pequeñas flores del desierto, en ese momento, al ver la gota de sudor y la casa hecha agua y las cosas convirtiéndose en agua y mi humedad, un pequeño escalofrío recorrió mis muslos y desperté sobresaltada, con una sed inmensa.

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