lunes, marzo 05, 2007

Duermevela


Las últimas semanas han sido bastante largas, mi viaje fue más al interior, como un viaje compuesto de mezcalina en las montañas de San Luis, como subir al Quemado de Real de 14 después de haber tomado un té energético receta Tarahumara. Intenté hacer mi mochila con lo necesario pero un sueño se apoderó lentamente de mí, fue como un pequeño remolino que me llevó de vuelta al Viaje al Oeste. justo a la enorme montaña de piedra donde estaba atrapado el Rey Mono, ahí, anduve entre los templos de mi cuerpo, encontrándome con voces de espíritus que llegaban y me envolvian del sueño a la vigilia, de pronto surgían a manera de lotos que tenían voz y ojos que me miraban brillantes con ternura, otras eran caballos a los que les salían enormes colmillos y me atrapaban para llevarme en presencia de los espíritus del mal, entonces despertaba sudando y el viento de aún invierno se convertía en frío que traspasaba las ventanas de mi casa y la inundaba de nubes negras como las de la tarde que se hace tormenta de de repente, así inmovilizada volvía a dormitar después de beber agua y me soñaba entonces en medio del Gobi con un hermoso lago lleno de nopales y tunas rojas que comía y me dejaban los labios sabor granate , de pronto después de haber comido estaba ya en el sur, al centro de un templo Thai, meditando con los monjes a una Bodhidata, todo brillaba, era un resplandor que se despendía de las túnicas de los monjes que me ofrecían manjares para comer, uno de ellos tocaba mi frente y mi cuerpo se convertía en agua, y de pronto veía como me bebían y me iba dispersando en otros cuerpos hasta evaporarme y renacer de los bostezos que de vez en vez iban haciendo, era entonces una nube y volaba al ritmo del viento hacia algún lago, e medio de los sauces miraba de nueva cuenta los lotos dormidos del invierno que abrían sus hojas en forma tímida para saludarme, allí al la sombra de un sauce, volví a dormirme, hoy cuando me di cuenta abrí los ojos y había nevado nuevamente, todo era de un blanco intenso, un resplandor del invierno que se va.
Foto: ERWAI 2007, SIDC

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