domingo, febrero 18, 2007

Año del Cerdo


El cielo se ha teñido de colores, después del ocaso donde el sol se fue escondiendo hacia el oriente y de las personas corriendo en el super haciendo las últimas compras del año, las calles tapizadas de cerditos de la buena suerte, de dísticos en las puertas de los hogares, en el cielo estallaban luces y luces de colores que parecían trenzarse con las estrellas, estallido tras estallido las pupilas se llenaban de júbilo desde las calles y los balcones, la tarde ya oscura de las seis de la tarde se iluminaba de colores, azules, rojos, verdes danzaban en el cielo, los oídos parecían ponerse de acuerdo y escuchar en cada cohete el trueno de una campana, de un tambor, mientras los malos espíritus se iban despavoridos, cada trueno era una bala que los hacia irse de esta mundo, de estas calles de las casas, a las doce el repicar de los truenos parecía una competencia de vecinos, de calles, de negocios, se iba el año del perro, llegaba el Cerdo con rotundo alarido, con su sello de felicidad, de abundancia, de alegría, no cesaban los fuegos artificiales, ni los mensajes telefónicos. Que el cerdito entre a tu vida, que llegue más felicidad a tu casa, que este año el cerdito te cuide, uno tras otro los mensajes y los truenos que ahuyentaban a los malos espíritus que querían quedarse, se fueron yendo tras las horas los espíritus, no así los truenos que parecen aplausos hacia el cerdo que llega feliz. Siguen el humo y el fuego vagando los aires y las cosas, las familias comen en sus casas deliciosas empanadas de colores zambullidas en agua y fuego en vinagre soya y chile en aceite, yo debería estar en Changsha con mis amigos chinos pero el trabajo me mantuvo en casa y ando vagando por las calles de Pekín donde los dragones danzan en los parques y todo es un gran murmullo y parloteo, las familias andan comprando aún cerditos para la casa, los hay de peluche, de alcancía, de metal, de madera, de piedra, amanera de dijes, adornos, pulseras, aretes, pósters, almohadas. Entre estallido y estallido duermo y me despierta el teléfono con la llamada de un príncipe, han valido la pena todos mis rituales al cerdito que comienza mi año con una sonrisa, por cierto, cuando desperté el teléfono seguía sonando.
Foro: calígrafo chino escribiendo los dísticos de mi puerta, Ping Yao, 2007

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡feliz año del cochito, amiga!