miércoles, octubre 04, 2006


Estuve ahí donde miles de hombres construyeron, entre el sudor del sol y el agua de la tarde la fortaleza que evitaría las invasiones, la gran muralla imponente, la que se ve desde al aire, la que nace en el mar y anda por montañas, la que no ha impedido que lleguen las marcas comerciales ni la comida de otro imperio. Ahí se alza majestuosa entre la vegetación y el viento alegre de los cerros. Un teleférico rojo te ayuda con la cuesta y depuse a patear, andar uno tras otro los montículos y detenerte de pronto ante el sol de la tarde, sol sangre que se posa en una cúspide, en un camino de piedras que allende será parte del sueño, del retorno.
No fuí sola, estaba Jose con su emoción desbordada en saltos de cuesta en cuesta hasta que se acabó el camino reconstruído, estaba la poeta Ana bebiendo una cerveza, estaba un amigo sonriente nigeriano, Jibson se llama, estaba Isolda en su otredad de niña comiendo una naranja.

2 comentarios:

Pina dijo...

"Isolda en su otredad de niña comiendo una naranja" : buen título para una película de cortometraje mexicana. ¿No crées?

Abrazos

Anónimo dijo...

http://www.elimparcial.com/edicionimpresa/Hoy/Cultura/20061004Home.pdf

Para que veas la nota que publica hoy El Imparcial de Hermosillo, sobre Juan Bañuelos, quien estuvo el sábado pasado en la Feria del Libro.

Esta es también.
http://www.elimparcial.com/EdicionImpresa/ejemplaresanteriores/BusquedaEjemplares.asp?numnota=571388&fecha=4/10/2006

Saludos.