martes, octubre 31, 2006

La piel tiene memoria


A veces tomo té para matar el tiempo, juego matatena o cubilete, paso horas frente al televisor, quiero ser la niña de las trenzas. Son tantas las cosas que he perdido, que cuando llegan como patadas de caballo a mi memoria, quiero dejar de pensar y bebo té y camino y enciendo el radio y no quiero dejar que lleguen los golpes al fondo de mis sienes. Entonces el insomnio me toma como presa, entonces ya no quiero intentarlo, no importa que la sorpresa sea mayúscula, hay sombras tantas sombras que llueven a distancia que no puedo darme el lujo de caer, de caerme y me dan ganas de salir corriendo antes de comenzar a mirarte, a desnudarme, a pensar que habrá detrás de esas tus gafas. En días como éste en que escucho boleros y nada hace que tiempo pase rápido, quisiera tener entre mis cosas el olvido, como si fuera una bufanda, un gorro, una pulsera.

No hay comentarios.: