miércoles, noviembre 22, 2006

Vigilias

Ayer estuve mareada, me asusté como un ratón ante la escoba que lo amenaza con matarlo, tan mareada que no pude dejar de hacer mis cosas por el miedo a que regresara esa sensación de vacío, ese vértigo diferente que carcome, yer entre ese deambular diario el tiempo se fue de prisa, salir de un salón entrar a otro, comer algo, salir de casa llegar a otro salón en que los cuerpos danzan, llegar tarde, corriéndo, salir con el cuerpo sudoroso al tiempo helado de seis gradoa bajo cero, llegar a ver la tele, a cenar lo mismo que comiste a sumirte en el cansancio que te duerme frente al televisor, ver un monton de papeles, todos pendientes y saber que no harás nada, no puedes, el tiempo te consume en su cansancio, soñarte en un cenzontle volando por entre las casacadas de un paraje que sólo tu conoces, despertar con el grito de un actor que es asesinado en la película, ponerte la pillama, mirarte desnuda en el espejo, acariciar tis formas y abrazarte de esa soledad que a veces cansa, beber algo caliente irte a la cama para dar vueltas ante un insomnio que nombra voces en tu cabeza hasta caer rendida, escuchar el despertador e irte a clases toda bella, toda tú, con la sonrisa descansada y el rostro nuevo, mejorado, el rostro que no deja de decirte, un salón, otro, camina.

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