sábado, julio 09, 2005

Que los civiles no

Julio comenzó con una carga muy fuerte, pareciera que somos un gigante mitológico cargando el mundo, nuestra espalda está cansada, está cansada de injusticias, de no poder llegar a ningún sitio, Marcos pareciera un loco que habla solo y sin embargo es el único que habla, nombra las heridas de la espalda de los hombres, las nombra sin miedo, sin tapujos y por eso es un loco, como todos los locos que andan sueltos en busca de un empleo, como los locos que como tu vierten en sus sílabas todas las lágrimas de la noche, de locos que dibujan, que curan heridos, todos estamos locos en un mundo dónde el peso cae en las espaldas de algunos y andamos encorvados.


Algunos pierden, perdemos acaso, la memoria. No quieren saber nada, sólo les basta con tener el plato de frijoles para el día, con tener la medicina cuando la tos es grave, con un ron para olvidar el trajín diario, pierden piso, pierden alma.

Gabriel y como si eso no fuera suficiente carga para las espaldas, las mojadas, las indígenas, las pensantes, las pobres espaldas sobrias que oyen y ven, las bombas, como si al atacar civiles los grandes capitales sintieran cosquillas, ni eso son ajenos. Y uno tan acá del otro lado, hablando todo esto con su almohada. Poniéndose más triste, sin entender a veces el sentido de vida. Como empezó este mes Gabriel, como se nos viene el mundo encima.

Por cierto nadie habla del porqué de las bombas, lo sabemos, pero si tuviera que hablar con los de las armas les diría que los civiles no, que los civiles no, que los civiles no.

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