domingo, julio 03, 2005

Receta del arroz a la mexicana

Arroz a la mexicana
Isolda Dosamantes

Lo primero es ir al mercado, al tianguis o al súper, según lo que a cada uno le acomode, yo tengo la costumbre de ir al tianguis sabatino de Tlaxcala, dicen que ya existía desde los antiguos tlaxcaltecas, lo cierto es que la verdura es fresca, que las naranjas las traen por la noche del puerto de Veracruz y que la cecina deja correr su aroma por entre los puestos para abrirnos el apetito, pues ahí entre el bullicio del teponaxtle y el canto de las marchantas hago mis compras.
Hoy cocinaremos arroz a la mexicana o arroz rojo como le quieran llamar. Entonces tenemos que comprar arroz, es necesario que no esté roto para que no se nos apelmace, así que lo escogemos bien alargadito, digamos que compramos medio Kilo, que son como dos tazas y media y nos alcanzará como para ocho platos, luego compraremos el recaudo, con una buena ramita de perejil basta, ajos y cebolla. También será necesario un cuarto de zanahoria, medio cuarto de chícharos verdes y redonditos y un puñado de chile serrano y claro aceite de girasol, porque dicen que no tiene colesterol y con eso de que los triglicéridos se pusieron de moda, pues hay que cuidarse eso de la salud; aunque a decir verdad mi bisabuelita nos guisaba con manteca de cerdo, eso hoy suena a pecado, pero le da otro sazón. Y se me olvidaba algo muy importante es imprescindible tener a la mano también medio kilo de jitomate, no del de bola del otro más alargadito, para los españoles que no tienen tomate verde, se llama tomate, ah esto de las lenguas es una delicia.
Pues entonces llegamos a nuestra cocina bien moderna, no la de humo como la de Chabelita, sino una cocina que en vez de molcajete tiene licuadora. Lavamos el arroz y lo ponemos a remojar un rato en agua, mientras lavamos las verduras, le podemos echar esas gotitas que ahora están de última para desinfectar, la zanahoria hay que pelarla y quitarle las orillas, luego la partimos en cuadritos pequeños y la juntamos con los chíncharos, partimos la cebolla en cuatro, pelamos tres ajos y lavamos bien nuestros jitomates.
En la licuadora ponemos los jitomates partidos por la mitad los dientes de ajo y un cuarto de cebolla, le echamos un poco de sal y media taza de caldo de pollo, sino tenemos caldo la modernidad nos ayuda con sus condimentos en polvo, entonces ponemos el sabor a pollo de la marca de preferencia y un poco de agua y encendemos la licuadora para que todo se muela como en el molcajete y se revuelva bien.
Después en una coladera escurrimos el arroz para que no tenga agua y ponemos en una cacerola suficiente aceite a calentar (media taza más o menos), vaciamos entonces el arroz bien escurrido a la cacerola para freírlo un poco, hay que poner atención en esto, no hay que moverlo mucho, pero no hay que dejarlo pegar, lo vamos a freír hasta que tenga un color amarillo doradito y en ese momento, escurrimos el aceite que sobra y con una coladera le echamos nuestra mezcla de jitomate, lo movemos una sola vez y esperamos a que se sazone, luego el agregaremos una taza y media de agua o caldo caliente, los chíncharos, zanahorias, tres chiles serranos completos y la ramita de perejil, una pizca de sal en forma de cruz para que se cueza bien y lo removemos despacio pensando en un gran amor,—ese es un secreto verdadero, si lo hacemos quedará delicioso, para chuparse los dedos diría mi amiga Conchita, que fue la que lo enseño y es muy importante no enojarse mientras está en la lumbre— lo tapamos y lo ponemos a fuego lenta a esperar que se cueza.
Su aroma inundará la casa y estará listo en unos minutos, mientras eso sucede, pensamos que lo podemos acompañar con una buena cecina, con plátanos machos fritos o con huevos estrellados al centro, eso ya es al gusto de cada quién, hay quien se lo imagina con un buen plato de mole o pipián pero eso ya es otra cosa y otra receta.
(Texto elaborado para yoescribo.com)

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