viernes, noviembre 17, 2006

Dolor de espalda

Ayer, otra vez me acompañó la danza, recordé el dolor de espalda, doctor de bailarín dijeron los médicos, dolor que curó el Men, con un mango serenado que comí antes de una siesta profunda mientras mis amigos curiosos de las predicciones del maíz, eran consultados por el Men, o guía, o brujo, o hechicero, en maya Men. Cuando desperté ellos se habían ido, fueron a un río a contar sus peripecias, el Men , en su choza de casa me ayudó a levantarme de la hamaca y me invitó a sentarme en un petate, allí soltó los maíces y miró mis manos, luego me pidió que me acostara y comenzó a masajear mi estómago, decía que tenía mal el ombligo y que por eso me dolía la espalda, era un dolor intenso que picaba y me ponía de mal humor, un dolor que me hacía arrastrarme en el piso, que se me calmaba un poco cuando me pegaba en la espalda, entonces en esa época yo me restregaba en las paredes, me acostaba en el piso y subía las piernas, el Men esa mañana parecía meter sus manos dentro de la piel, no, no dolía pero era una extraña sensación de sentir unos dedos tocando por dentro, tus intestinos, tu estómago, tus vísceras, después de un rato me pidió que me incorporara, me senté, le pregunté curiosa que qué decían los maíces, me dijo que no era necesario, que ayer me había leído las aguitas, que eran una especie de canicas y es que unos días antes el Men había ido a Bacalar para atenderme, me lo había recomendado Ramón Iván Suárez kaamal pues logro que los traviesos Chanekes que invadían su casa un día la abandonaran, y es que los Chanekes me jugaron bromas hasta a mi en mi estancia en Bacalar, Victoria Santillana recoge la historia e uno de sus cuentos que aparece en el libro que publicamos a la limón: Bacalar sueño de agua. Les decía el Men, había estado en mi búngalo, con una garra de águila me había tocado el centro de la frente, todo me dio vueltas como en un remolino, como cuando tienes fiebre y todo es más rápido y las cosas se mueven y giran, cuando abrí los ojos estaba recostada en la cama y el Men decía cosas en maya, luego me leyó las famosas canicas que yo había tocado y preguntado en silencio alguna incógnita de mi vida, hablaba lento y con metáforas, como si fueran proverbios que llegaban de lejos, de una voz más allá de la humana, me dijo entonces lo del ombligo y me pidió que fuera a su choza para curarme, no lo dudé, sabía que lo haría, me daba confianza, mis amigos después de contarles lo de las canicas decidieron acompañarme, él lo sabía, nunca supimos cómo, lo sabía y eso nos confirmó sus poderes mágicos, sus capacidades videntes; así que cuando llegamos a su casa a las seis de la mañana, nos esperaba con tres mangos serenados, me pidió que descansara en la hamaca y a pesar de que yo quería saber qué les decía caí e un sueño profundo, hoy lo recuerdo pues ayer en medio de un cumpleaños una bailarina, exbailarina, de esas de verdad que siempre quise ser, me hablo de sus dolores, de la espalda y las rodillas, de sus juanetes, de la tristeza que le causa dejar la danza, de que la profesión es corta y tiene que dejar los escenarios, del cuerpo que reclama el ejercicio y al mismo tiempo dice, mira lo que me has hecho, por supuesto le hable del Men y por supuesto alguien dijo que no había comparación, que no es lo mismo bailar cuatro años que cuarenta, lo sé, pero no pude evitar el Callejero de jalapa y mi traje de muerte, o bailar Ellas danzan juntas recordando la Plaza de mayo, ni a mi maestro Carlos Sánchez, que me inculco, no sólo el amor por la disciplina sino a saber contemplarla a ser un público, de ella y también claro al cubano Jesús, al “la Libertad” a Verónica Rascón que tenía una visión de la importancia del arte en la comunidad, a mis amigos bailarines tardíos, Gloria Miravete, Cinthia Boziquián, a Felipe Alcántar que entre sus cuadros maravillosos pues es pintor, bailaba y a mi querido siempre Miguel Benavides que es coleccionista de arte y hasta puso una galería allá en el pueblo de Apizaco, donde la danza volvió a tocarme y pisé de nuevo un escenario.

1 comentario:

Pina dijo...

uy! si de dolores se tratara, yo ganaría la competencia. Finalmente han decidido que requiero cirugía. Luego te aviso cuaádno; por ahora todo anda en estudios preoperatorios... por eso no te extrañe que de pronto deje de visitarte.

Saluditos, amiga.