viernes, noviembre 10, 2006

El hurto


Hace un mes que hago yoga, me gusta mucho pues a diferencia de la yoga que yo conocía, la yoga de oriente se parece mucho a la clase de danza contemporánea de Grahamm (no sé si se escriba así), la danza es como mi otredad, lo que siempre quise ser fue bailarina, mi primera clase de Ballet clásico fue como a los cinco años, la maestra era poblana y en su casa tenía instalado un pequeño salón en la calle de Guridi y Alcocer en el centro de Tlaxcala, junto a su casa había, creo que todavía existe una tortillería, donde después de la clase, mi abuelita pasaba comprar las tortillas y nos comíamos un taco con sal, me gustaba mucho ir a la clase, mi compañera era mi gran amiga Bony, no sé que habrá sido de ella, era muy inteligente y alegre, su padre era militar y cuando no estaba, nos la pasábamos muy bien en su casa que estaba en una zona militar, en esa calle tuve mi primer accidente, del que me acuerde claro, me arrolló una bicicleta, también junto a Bony, cometí un primer hurto travesura, pues como a los 8 años, íbamos juntas a natación, y ese día no sé nos tardamos mucho en cambiarnos y cuando salimos. no había nadie. Todo el deportivo era un mundo por descubrir, recuerdo que nos vimos un enorme pasillo y fue como si nos atrajera, era un pasillo misterioso y caminando por él descubrimos el kinder, la guardería o lo que sea, la puerta estaba abierta así que entramos y nos pusimos a jugar, había un mundo de cosas maravillosas, plástilinas, crayolas, lápices, de colores, sacapuntas, cuadernos, rompecabezas, globos, chaquiras y un una caja de primeros auxilios que abrimos para tomarnos un mejoradito, nos gustaban los mejoraditos y en la escuela, que era de monjas, desde que nuestros padres descubrieron que nuestro pofe de segundo se dormía en clase, íbamos al colegio esperanza y pasaba un camión por nosotros y ya no teníamos compañeritos, sino éramos puras niñas y los juegos eran diferentes y ya no teníamos novios que nos regalaran una torta en el recreo, pero en la escuela de monjas descubrimos los mejoraditos e inventábamos siempre un dolor de cabeza o de muelas con tal conseguir uno. Esta vez teníamos una caja y casi nos peleamos por ellos, en fin que nos toco la mitad y la mitad y como sobraba una barrita, esa la dejamos en el botiquín, sin darnos cuanta el día había pasado y nos dimos cuanta que comenzaba a oscurecer, nos dio miedo pues de pronto nos dimos cuanta de que estábamos solas y encerradas en el deportivo, metimos presurosas un poco de todo en nuestras mochilas y buscamos la salida par intentar salir. Estaba cerrada y de pronto todo era oscuridad, parecía que los muebles os perseguían y enormes ojos nos miraban, queríamos regresar las cosas, de pronto en la calle estaban nuestros padres, gritamos y lloramos para que nos vieran, al fin nos vieron, aún tuvimos que esperar mucho tiempo para que alguien llegara a abrirnos, cuando salimos todo fue regaños y más cuando se enteraron de nuestro hurto. Me castigaron por primera vez, como estaba mi abuelo el castigo fue, parada en una esquina tenía que aprenderme el padre nuestro en francés, aún me acuerdo de, él, pero esto que tiene que ver con la danza, nada, simplemente que Bony mi amiga de la infancia fue mi primera compañera de ballet, y que a esa edad ví por primera vez El lago de los cisnes en el maravilloso lago de Chapultepec. Hoy iré a bailar, no ballet, no contemporáneo, iré a un antro de salsa.
Foto: las dos Isoldas en un antro de salsa.

1 comentario:

Pina dijo...

"life must be danced"
Nietzsche.


Esta frase la leí en la pared de un baño de mujeres en un hostal en París.
Creo que debes reafirmar con tu baile de esta noche.
Saludos, amiga.