martes, septiembre 19, 2006

Hace dos noches


Hace dos noches, después de haber dado dos vueltas a la alberca, de hacer mis tarabajos del diplomado, de ir por las compras cotidianas, llegué a mi casa agotada, pensé que era hora de dormir y descansar, de soñar, pero no pude, en la cama comencé a dar vueltas, me picaba el cuerpo y decidí darme una ducha, por aquello de que quizá el cloro de la alberca no se hubiera esfumado con la sauna y el regaderazo, nada. Mi cabeza daba vueltas en torno al novio, no novio. Era como un darse cuenta de las noches que agobian al cuerpo, de las que te hacen imaginar sus besos en otros labios, de las que la impotencia del "está lejos" te orilla al llanto. Entonces un buen apapacho puede ser un chocolate, una llamada telefónica, un grito, lo probé todo, hasta me aventé un programa de ópera china, para quién no conozca la ópera china, eh de decir que, a pesar de sus hermosos vestidos y movimientos, la voz es demasiado aguda para nuestros oídos, demasiado molesto el no entender nada, pues ni así con todo el ruido pude deshacirme de esa sensación, más que el sentirse sola, porque he de decir que estoy contenta, que tengo amigos, que me voy de fiesta, que me siento muy a gusto, es algo de nostagia aguda posterior, no tengo manera de nombrarlo, es el querer que el otro esté contigo en el punto exacto donde te encuentras, estás bien y quieres copartirlo es una nostalgia de lo que como diría Sabina, de lo que nunca jamás sucedió pero en presente, para el futuro aún faltan unos segundos, que se pasan miestras escribo estas líneas. Intente dormir y no pude, intente llamar y no pude, intente cantar y no me sabía la letra de mis boleros existenciales, jua, así que de nueva cuenta encendí el televisor, era una historia de Ciudad Juaréz pero en China, una mujer descuartizada, unas orejas que dannzan con su tisteza como las que describe Carolín Forché en sus poemas ( http://poets.org/poet.php/prmPID/214 ), era un maniquí con y sin vida como los quecaptaba el lente de Nacho López, era un maniquí vestido con la ropa de la muerta, era un maniquí fotografiado por su asesino, fotocopiado y pegado por las calles, era una seire de la investigación del caso, caso en el que descubrieron al culpable, caso en que descubririeron la casa con olor a sangre, caso cerrado pero era un caso escalofriante, después de eso se esfumó la nostalgía y esntró por entre mi columna un escalofrío. Ya no dormí. La ciudad era gris.
Foto: La plaza más grande del mundo SIDC.

2 comentarios:

Pina dijo...

y eso que no recordaste que era el aniversario del terremoto del ´85.

Abrazos, amiga.

UMA dijo...

Isolda, me he dado un paseillo por tu casa, empiezo a entender esto de la mudanza de lugar, de dejar el novio, de adaptarse a esta cultura peculiar, espero pueda hacerte compañìa, puedes contarme de Confucio alguna noche insomne:)
Un gran abrazo, càlido y bien del sur.
Besos!