jueves, septiembre 14, 2006

Mujer dormida


Soñé con él, me fundí en el abrazo de su mirada, de su aliento sabor a tierra. de su cabello. Estábamos en el campo, bajo un manzano mirando milpas, besándonos desnudos, estábamos sonriendo en nuestros cuerpos que eran viento.

Por la noche lo esperaba con esa ingenuidad emocionante que provocan los novios, me había pintado los labios, cambiado de ropa, de zapatos. Lo esperaba en el camino de ocotes de mi pueblo, lo esperaba en la punta del cerro y a lo lejos atisbé su paso alegre, llegó con una amiga, nos sentamos en unas cajas de Victoria, alguien me nombró como se llama a una extraña, salió en mi defensa, lo abracé, me esquivó y recordé el hueco, desperté sobresaltada, con un nudo en la garganta, desperté cuestionándome, soné con él y no me deja la tristeza.
Isolda Dosamantes, en la nostalgia nocturna

1 comentario:

Anónimo dijo...

abrazos, amiga... ¿qué más puedo enviarte?

ah sí! una victoria que refresque siempre