miércoles, septiembre 27, 2006

Trenes de ida


Real de 14 con parada en Lijiang

A los viajeros de trenes

Los trenes son la nostalgia, el recuerdo,
la noche llena de voces y suspiros,
el colgarse las estrellas a los hombros
el pasar un valle y un desierto
las mujeres con canastas,
la torta, el taco,
son la sierra tarahumara
el cielo desierto de los pueblos
es el guajolote bajo los pies de la abuela
los trenes son nostalgia,
es el sumidero hacía Chihuahua,
el arrozal hacia Yunnan
es el recuerdo, los olores,
el murmullo del alba y los paisajes.



El viernes 22 de septiembre compre mi boleto para Changsha, tuve suerte pues es raro encontrar un boleto el mismo día de tu partida, en general siempre se acaban antes y no puedes comprarlos sino con tres días de anticipación, la gente se mueve mucho en China, prepare una maleta minúscula pues iba por mis cosas, libros, ropa de invierno y otras minucias que uno guarda, el tren salía a las seis así que salí de mi casa con dos horas de anticipación, tomé un taxi, mi chino changshanhua se hizo evidente, el taxista me veía con cara de no te entiendo, tuve que sacar mi boleto para que supiera a dónde iba, l había trafico, tomó una ruta desconocida, el camino se me hacía largo, largo, avanzaba el reloj y nada que llegábamos, al fin vi que nos acercábamos y las manecillas decían que eran las cuatro y media, sin problema me dije, pero no, los autos parecían ir más despacio, llegué a un extremo de la puerta de la estación al cuarto para las seis, corrí por las escaleras, no me detuve, seguí hasta adentro corre que corre, subí unas escaleras, me perdí, regresé baje a la sala de espera, el reloj decía que eran cinco para las seis, atravesé la sala y llegue a la puerta de trenes cuando faltaban cuatro minutos para las cinco, no me dejaron pasar, una china discutía lo mismo, otro que llegó corriendo y los polizontes no os dejaron, me dejó el tren. Me dejó el tren y había gastado más de setecientos pesos en el boleto, boleto de lujo, cama blanda, camarote de dos literas, boleto caro, con televisión y películas, hasta en inglés, con pantuflas gratis, con baño limpio, me dejó el tren. No, no lo podía creer, me había dejado, la china me dijo que intentaría irse el mismo día, que cambiaría el boleto, el guardia me dijo que era lo mejor, lo pensé, tarde en pensarlo y cuando me di cuenta la china no estaba, pregunte, a señas me dijeron dónde y cual ventanilla era para esos casos, la fila era enorme, como de cincuenta, la persona de adelante era nuevamente la china que gritaba a la puerta del tren. Sonreímos, me dijo que tomaría un tren esa misma noche, un tren de tercera, que paradas, me dijo 17 horas, dije que sí me arreglo mi boleto, de pronto me llamaron, un fotógrafo mexicano estaba en la estación iba con su novia nueva, novia extranjera, iban felices a pasar un fin de semana en un lago, yo desesperada, ahora tendría que esperar a las 9:50 para subir al tren, esperé fumando un rato en la calle, otro rato sentada por ahí, otro aburrida, a las 9 me dirigí a la sala de espera, por aquello y la mala pata me volvía a dejar, estaba llena, la puerta se abrió a las 9:20, sabía que no tenía lugar, me agandallé, me senté al final de un vagón con tal certeza de que nadie dudó que era mi lugar, el boletero pasó 15 horas después y el viaje duró 22. Me dejó el tren y sin embargo llegué a Chansha por mis cosas y el cansancio se me quitó cuando vi a mi amiga, a mi querda Pilar, que me esperaba con gran alegría.

Fotos: SIDC

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